ANTROPOLOGIA: UNA GUIA PARA LA EXISTENCIA.
La Inteligencia pag. 141-164
El hábito es, pues, una perfección intrínseca, un incremento
del conocimiento propio de la inteligencia. El hábito dice relación en primer
lugar, a la facultad de la inteligencia, a esa parte de la naturaleza humana,
que es la potencia intelectual en el cual el hábito inhiere, pero dice orden
también al acto, porque mediante la posesión del hábito se actúa mejor. Los
actos, pues, no son lo último, porque sólo se explican en correlación con los
hábitos.
Naturaleza de los
hábitos:
Como esas potencias son herencia de nuestra naturaleza, una
dotación natural, es nuestra naturaleza la que crece con la adquisición del
hábito. Por consiguiente, el hábito es absolutamente necesario para el
perfeccionamiento de nuestra naturaleza. El hábito implica, pues, un aumento,
un crecimiento irrestricto de la facultad. Si eso es así, y las potencias
espirituales del hombre, la inteligencia y la voluntad, carecen de límite
puesto que no tienen soporte orgánico, su perfeccionamiento puede ser
ilimitado. El hábito es la refluencia de ese dar en la inteligencia. Por eso
los hábitos exclusivos de la inteligencia en rigor no se pierden. Las virtudes
también son fruto del otorgamiento libre de la persona a su voluntad, pero,
aunque son difícilmente mudables, sí pueden crecer, disminuir e incluso
perderse. crece.
Los hábitos son la conciencia racional. Por eso hay que
admitir pluralidad de hábitos. Los hábitos de la razón teórica nos permiten
conocer actos de la razón en su uso teórico. Los hábitos de la razón práctica,
iluminan los actos del uso práctico de la razón.
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habito de la lectura |
Las virtudes de la voluntad:
Virtud viene del latín “vis” que significa fuerza. En el
lenguaje ordinario hablamos de “ser fuerte de voluntad” para trabajar,
estudiar, etc., ¿Qué significa eso? La virtud –solía decirse– es el “hábito
operativo bueno de la voluntad”. Mientras estas perfecciones adquiridas en la
inteligencia se llaman hábitos sin más, en la voluntad se designan con el
nombre de virtudes o virtudes morales. La voluntad es sujeto capaz de virtud porque
está abierta –merced a la ayuda de la inteligencia– a todo, a objetos diversos,
incluso contrarios; por eso es conveniente que haya ciertas cualidades que
inclinen a la voluntad a lo bueno, y eso son las virtudes.
Ninguna virtud, por
tanto, es innata. No caben de entrada hábitos innatos en la inteligencia ni
tampoco virtudes innatas en la voluntad. Naturaleza elevada ya no es
“naturaleza natural” sino “naturaleza indirecta”, pero no del mismo nivel que
aquélla en estado natural, sino “supernaturaleza”. Ahora cabe sacar de eso otra
implicación: si el modo de ser de los vivos depende del grado de vida, una
razón con hábitos y una voluntad con virtudes son más vivas que las que carecen
de ellos.
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ser amorosa |
Distinción entre hábitos y virtudes:
Algunos hábitos de la razón, los teóricos, decíamos, se
adquieren con un sólo acto. Las virtudes de la voluntad son de este segundo
tipo. Son más permanentes. Eso es compatible con afirmar que las virtudes de la
voluntad son más continuas durante la vida humana, porque si bien el hombre no
teoriza siempre, es decir, no siempre está pensando, en cambio, la virtud, si
asiste siempre, ¿por qué?
Porque la persona está más unida a su voluntad que a
su inteligencia, de modo que la voluntad humana no actúa sin el actúa según
virtud si la inteligencia, y no sólo la persona, también asiste a la voluntad
consentimiento de a persona. Y lo que permite ese servicio son, precisamente,
los hábitos y las virtudes.
La virtud de la voluntad refuerza directamente sus actos, no
las pasiones de la sensibilidad, porque éstas son propias de los apetitos
sensitivos. Por otra parte, quien ordena la formación de la virtud moral en la
voluntad es la razón práctica.
Se ha hablado de la razón y de la voluntad activadas.
Inteligencia y voluntad son inmateriales enteramente.
Hablar de jerarquía es hablar de dirección, control,
dominio. Es manifiesta la jerarquía de la inteligencia y de la voluntad
respecto de las potencias inferiores. Que la inteligencia gobierna las
potencias inferiores es evidente. Y así con las demás potencias. En ese
gobierno también es claro que la inteligencia se ayuda de la voluntad. A la
inteligencia asiste en compañía la voluntad. Tampoco por este lado notamos la superioridad
de una facultad sobre otra, sino de las dos sobre las facultades sensibles.
sino porque está más unida al alma. ¿Más que la voluntad? Sí.